"De qué sirve que un niño sepa colocar Neptuno en el Universo si no sabe dónde poner su tristeza o su rabia"
José María Toro, educador
Con esta historia podrán aprender a gestionar las emociones y superar los obstáculos, y lograr vivir plenamente la felicidad.
La escritora de este cuento infantil se inspiró en las palabras de Etty Hillesum, una mujer judía, víctima del Holocausto, que escribió: «Otorga a tu pena todo el espacio y el refugio que merece dentro de ti (…) Y si le has dado a la pena el espacio que requiere, entonces podrás decir con verdad: la vida es hermosa y muy rica».
El libro nos enseña una lección muy útil para la vida: debemos conocer y acoger nuestra tristeza para seguir creciendo hasta ser unos adultos más felices. Por eso es importante construirle un refugio a la tristeza.
Por eso es importante que los más pequeños aprendan en CASA y EN EL COLEGIO, desde el primer momento a gestionar sus emociones.
Este álbum ilustrado nos abre muchas puertas, nos invita a reflexionar sobre este sentimiento tan castigado y temido y, a la vez, tan puro y tan nuestro. Invita a entendernos mejor, en todas nuestras dimensiones.
También invita a los más pequeños a entender la tristeza: pues, al fin y al cabo, no deja de ser una parte importante de nosotros y nuestros recuerdos.
Las preciosas ilustraciones de Litchfield muestran a la perfección cómo la tristeza se encuentra presente a lo largo de nuestras vidas.
La tristeza se personifica con un curioso y adorable ser azulado que tiene un pequeño corazón rojo en el pecho.
Las ilustraciones nos llevan a bellos paisajes en los que predominan los colores vivos, mezclados con diferentes texturas, el boceto digital y el color azul, y pequeños destellos blancos que le dan luz y sombra y profundidad.