Todo lo que vuelve periódicamente, de la misma manera, sin sorpresas ni peligros, nos tranquiliza, nos lleva a territorio conocido, nos incita a echar raíces, nos ofrece el puerto de amarre del que partir hacia el inmenso mundo. El ritual. Ese proceso que, junto a los ritmos de cada cual, estructura la infancia.
Unidos, ritmos y rituales, tranquilizan, aseguran, estabilizan y proporcionan el punto de apoyo a partir del cual tomar impulso para esa formidable aventura que es vivir, para ese brillante descubrimiento diario de nuevos horizontes.
Este libro nos invita a mantener la calma, a olvidarnos de nuestras expectativas y nuestras ideas preconcebidas y a confiar en nuestros niños. En sus rituales y sus ritmos. A ofrecerles un «te quiero porque eres como eres» incondicional.
No se trata de darles a los niños todo lo que quieren: se trata de dejar de imponerles todo lo que no quieren.
(Antonin Stern)