NI LOCAS, NI TONTAS, NI PROVOCADORAS, NI FATALES:
¡MUJERES, BIENVENIDAS AL AQUELARRE!
Desde la aparición de los primeros mitos, lo universal ha sido la narración de los hombres, esa visión masculina que dibujó a unos y a otras, nos dijo cómo debíamos ser -puras, dóciles, amorosas- y previno al mundo de las malas mujeres, ya fueran vengativas gorgonas, crueles madrastras, problemáticas Pandoras o Evas incautas que cargaron con la culpa de nuestro destino.
En su personalísima versión, María Hesse da una vuelta de tuerca a esas princesas pasivas, brujas perversas, malas madres, femmes fatales, locas pasionales y secundarias perfectas, y, de Madame Bovary a Sarah Connor, de Juana «la Loca» a Yoko Ono, de Helena de Troya a Monica Lewinsky, de Medusa a Zahara o a Nevenka, reivindica la necesidad de encontrar otros referentes, nuevas lecturas de la Historia e inspiración para ser simplemente mujeres en el mundo en que vivimos.
«Ahora sabemos que no hay que tener miedo a salirse de esas líneas caprichosas que otros marcaron, y que las que abrieron esas grietas buscando otros horizontes no estaban locas, ni eran perversas ni malos ejemplos para otras. Si acaso fueron mujeres valientes, fuertes, atrevidas, decididas. Rompedoras. Y si las llaman malas mujeres que se lo llamen; las paredes han caído y nosotras ya no estaremos ahí para oírlo».
María Hesse
UNO DE LOS DIEZ LIBROS MÁS ESPERADOS DE 2022 SEGÚN ESQUIRE
Nº de páginas:168
Editorial: LUMEN
Idioma: CASTELLANO
ISBN: 9788426409690
Año de edición: 2022
«Ese es el lugar que nos corresponde a las mujeres, en cuanto nos salimos de la línea que han trazado para nosotras. Pero ¿quién traza esa línea? ¿Qué hemos hecho para merecer que nos señalen con la letra escarlata en el pecho? Con los años te das cuenta de que el mundo está lleno de mujeres como tú, de que aquellas que otros te habían dicho que eran tus enemigas y que te habían señalado con el dedo son también un poco locas y brujas, como tú, y que en el fondo forman parte de tu aquelarre. Ahora sabemos que no hay que tener miedo a salirse de esas líneas caprichosas que otros marcaron, y que las que abrieron esas grietas buscando otros horizontes no estaban locas, ni eran perversas ni malos ejemplos para otras. Si acaso fueron mujeres valientes, fuertes, atrevidas, decididas. Rompedoras. Y si las llaman malas mujeres que se lo llamen; las paredes han caído y nosotras ya no estaremos ahí para oírlo. Bienvenidas al aquelarre.»